EAU CLAIRE (PART I)

  Interestatal 494 Norte. Hemos amanecido con previsiones de 50ºF de máxima, así que por fin nos hemos decidido: Eau Claire. A lo largo de la 494 Norte desde Prior Lake se puede disfrutar de un "road trip" muy agradable. Desde la reserva natural alrededor de Bloomington, que lentamente resurge con el deshielo, rodeamos las Twin Cities. Si no te fijas un poco perderás la vista del Fort Snelling National Cementery, un Arlington estatal para los soldados de Minnesota caídos en combate, que supongo siguen llegando; una inmensa extensión de lápidas blancas sobre la hierba, sin losa alguna, como es tradición.

  Unos cuantos municipios residenciales más allá me explican los Drolia que hay un cine al aire libre estupendo, de esos que vas con el coche y la parrilla, por 5 pavos. ¡Habrá que probarlo! Cerca del Lake Elmo (nada que ver con mi personaje favorito de Barrio Sésamo) enlazamos con la interestatal 94 Este que nos lleva a cruzar un gran viaducto sobre un impresionantemente caudaloso St. Croix River, frontera natural, que a esta altura poco le tiene que envidiar al alto Missisipi. Cambiamos entonces de estado. No es que nos licuefactemos o gasifiquemos de repente sino que pasamos de la gélida Minnesota al gélido Wisconsin. Cada estado tiene un lema (inscrito en las matrículas de los coches), así que podemos decir que desde el "State of 10.000 Lakes", que en realidad son más, pasamos al "America´s Dairyland", o el estado de los lácteos, lema poco altisonante por otro lado.

  No esperaba un cambio tan radical en un país teóricamente tan uniforme. La sucesión de minicentros comerciales y relativamente modernas urbanizaciones satélite de las Twin Cities se sesga en pocas millas. Ahora todo son extensos maizales (de momento en reposo si no yermos) hasta donde no alcanza la vista, a pesar de ser un terreno llano. Me recuerda a los campos de cencibel de La Mancha, pero con unos treinta grados menos y mucho más grande. Por cada unos cuantos miles de yardas se dispersan típicas granjas norteamericanas, tal y como salen en el cine (he visto una igualita a la de "Regreso al Futuro"), con sus tractorazos, silos, veletas y graneros. En efecto Wisconsin (cinco millones y medio de habitantes en 170.00 Km cuadrados, la mitad de densidad poblacional que en España) está en el vagón de cabeza de la producción mundial de maíz para combustión motriz  (bioetanol) y es el más famoso productor nacional de diferentes quesos, en especial los tipo Cheedar y la mozarella de bisonte, bajo la denominación genérica de Queso de Wisconsin. Además es anualmente la sede del concurso mundial de quesos, en el que a menudo salimos bien parados los españoles.

  Seguimos más al este y por fin llegamos a la prometida Eau Claire, 61.700 habitantes, tras hora y cuarentaicinco, con unos cuantos galones de gasolina menos y en estado famélico. Nos saluda el gran Chipeewa, otro afluente del Missisipi que conserva su nombre indio. Se me ha ocurrido averiguar qué tribu poblaba estas latitudes concretamente y me he topado con más de treinta. Para qué querrían tanto territorio estos yanquis, cachis la mar.

  Lo primero es lo primero, así que no paramos hasta encontrar el restaurante favorito de Anú en sus años universitarios, que se ha mudado de local. Resulta tener apenas una docena de mesas y sigue regentado por el mismo matrimonio cincuentón de etnia hmong, castigada en los años del asesino comunismo de la antigua Indochina, en la región del Mekong. Obligados a refugiarse en los países que rodean a su Laos originario, fueron protegidos por los países del mundo occidental y Naciones Unidas, y algunos de ellos reclutados por la CIA para la lucha en Vietnam. Supongo que como parte de la protección muchos obtuvieron facilidades para emigrar aquí. Aparte del dato histórico, aquí se disfruta de una cocina laosiana deliciosa, en nuestro caso unos rollitos de harina de arroz rellenos de fideos de arroz y vegetales con tres salsas secretas y de plato fuerte un par de tipos de wok de arroz frito, genjibre fresco, cebolla, huevo y de nuevo alguna salsa secreta. Como veis el plato nacional no es la berenjena. Intenté reservarme para el arroz con leche pero no quedaba.

  Hasta aquí la primera parte. Mañana más. Os dejo una canción de la banda sonora de nuestro viaje. Un tipo de música que, según Anú, los blancos nunca entenderemos. I agree.

  Canción de camino a Eau Claire  

  Las fotos, del Chipeewa y un detalle del tapiz hmong que decora el comedor con escenas costumbristas, muchas de ellas relacionadas, sorprendentemente, con el arroz.

  Bye!